Cuando era niño -fue alrededor de 2008, por cierto- pensaba que el valor de un empresa son los activos que posee. No fue exactamente así, pero eso es sobre todo lo que pensé. En ese momento yo estaba coordinando la venta de un barnices y pinturas a multinacional en las que iba a trabajar. Recuerdo quedarme hasta altas horas de la noche con mis futuros colegas haciendo y deshaciendo listas.
La empresa que vendía el negocio también tenía un apartamento en el que funcionó en su día. Cuando nos pusimos en contacto para hablar de ello, me dijeron que no eran una empresa inmobiliaria y que, por lo tanto, no estaban interesados en el apartamento. Ni una discusión, ni una pequeña negociación, al menos por cortesía. Recuerdo que fue una gran sorpresa para mí entonces. Pensé que todo el mundo está interesado en una propiedad, incluso un apartamento. Ahora sé -o creo saber- cómo se valora un negocio y a qué precio podría venderse, pero eso es para otra ocasión.
Lo que quiero decir es que un activo tiene valor para una empresa siempre que sea útil para esa empresa/producto para ella. De lo contrario, no es más que una inversión inmobiliaria, cuyo valor aumenta o disminuye en función de mercado. Para la empresa es dinero bloqueado. Liquidez con la que podría expandirse a otros mercados, crear nuevos productos/modelos, crear marcas y aumentar su visibilidad. En una palabra -o más- podría aumentar.
Lo que he observado últimamente es que -como pensé en su momento- también lo hacen muchos directivos rumanos en Industria maderera. Para ellos es más importante cuántos activos tienen que el valor de las ventas de los negocios que dirigen. Creo que están muy influidos por nuestra forma de ser. Nos gusta ser propietarios.
Tal vez me equivoque. Me gustaría mucho que me contradijeras. Puedes hacerlo un poco más abajo, en la zona de comentarios, en mi página personal de facebook o linkedin, donde te resulte más fácil. Prometo responder a todos los comentarios. Listo....steady....go
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