Varios

De la moda a la madera

No sé a los demás, como dice Creangă, pero cuando navego por internet, se me ocurre combinar información. Y mientras ojeaba las propuestas de los diseñadores para la moda de primavera 2016, me llamó la atención el estilo "granny chic" o "mamie manie", como lo llaman los franceses, es decir, "abuelita chic" o "abuelita manía", como lo llamaríamos nosotros. En resumen, esta primavera nos vestimos como las señoras de los años 60, y las modelos que nos inspiran tienen poco menos o más de 80 años. Que conste que la juventud no respeta a la vejez.

Un rápido vistazo por la calle muestra que las adolescentes de hoy en día se decantan por las zapatillas deportivas, los vaqueros pitillo, las camisetas y las camisas, tanto si van al colegio como si tienen una cita con su novio. Pero también hay una categoría de jovencitas que claramente quieren romper con la adolescencia y buscan la actitud más cool (coolitude), optando por llevar abrigos o chaquetones, faldas midi, bufandas, fulares y zapatos con tacón cuadrado: una vuelta al cuadro de la moda de los años 60. En las redes sociales se está utilizando un hashtag para este estilo, "granny chic" o "abuelita chic", y como ya he dicho, podemos llamarlo tranquilamente "abuelita chic". Los creadores de este fenómeno han querido homenajear a esa figura que, para cualquiera de nosotros, representa la calma, la tranquilidad, el amor: la abuela. Y a la cabeza de estos creadores están los italianos, porque tienen un sentido de la familia muy desarrollado, para ellos la abuela -la "nona"- es sagrada. Pueden ver de lo que hablo haciendo una búsqueda de Alessandro Michele, director artístico de Gucci. Miucia Prada encaja igual de bien en la tendencia, con la salvedad de que su modelo es una abuela más esbelta, con calcetines de tres cuartos caídos y bailarinas de punta. Aunque la colección es un gran éxito, según los analistas de la moda, no todas las mujeres pueden lucirla. De lo contrario, corres el riesgo de que piensen que no tienes dinero para revistas de moda y que te inspiras en los dibujos animados de tus hijos o, Dios no lo quiera, que te falta el pomo de la puerta.

Hay quien se pregunta si este estilo "buni chic" no es también nostalgia de una época más tranquila y sosegada, de los valores tradicionales y sólidos de un pasado no muy lejano. Y los especialistas lo confirman. Hay una clara necesidad de frenar la velocidad que imponen hoy las redes sociales y, por ello, parte de la generación más joven se resiste a la tendencia de la vida rápida. Volver a los códigos de vestimenta de nuestras abuelas, volver a la herencia de la moda de los años 50, 60 y 70, es volver a una época en la que nuestra relación con la ropa y los objetos era diferente. Utilizar prendas u objetos de un solo uso era entonces una herejía. Todavía en las garras de la escasez de todo tipo inducida por la guerra (habrán oído que todo, incluida la ropa, se daba a la carta), nuestras abuelas sabían remendar y remendar artísticamente, hacer una nueva con una blusa vieja añadiendo un cuello de ganchillo o un puño de otra blusa. Todo era transformable, reutilizable, recuperable. Hm, ¿no rima todo con sostenible?

Y así es como acabé con muebles reconvertidos o, más recientemente, con el banco que "Wooden Magazine" presentó como "una nueva vida dada a un viejo mueble" y que, en mi opinión, encaja muy bien con el estilo "granny chic". Seguro que tienes algo en casa que merece la pena conservar y revivir, si no un mueble, quizá un abrigo sobre el que ejercitar tu creatividad. Dejémonos llevar por la fiebre retro. Deja de tirar tus manteles de punto kilométrico y ganchillo. Pueden convertirse en faldas, blusas o incluso partes de ellas. ¿No quedaría precioso ese mantel bordado de la abuela sobre una mesa de madera recién repintada? Sí, sí, ¿justo donde te tomas el té de la tarde y echas otro vistazo para ver quién/qué más ha estado posteando en FB? Los modernistas tienen motivos para echarse a temblar, el "buni-chic" es el estilo que está conquistando el mundo hoy en día, desde París a Los Ángeles. ¿No sería elegante que nos uniéramos a él?

Daniela

De ingeniera química que jugó unos años al acabado de la madera, Daniela pasó a periodista, sin pasarse tres veces, porque a principios de los 90 la mayoría de los ingenieros se dedicaban a otra cosa. Y así, sin más, se hizo realidad un sueño de infancia. Desde entonces, ha escrito para varias revistas, ha pasado a la televisión y se ha mantenido, hasta hoy, en la radio.

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