En Guastalla, Regio Calabria, Italia, hay un jardín de infancia poco dicho interesante. Construido sobre las ruinas de dos escuelas destruidas por el terremoto de 2012, diseñado por Mario Cucinella Architects (MCA), el jardín de infancia transparente es una reproducción ingenua del vientre de ballena del cuento de Pinocho. Al mismo tiempo, es respetuoso con el medio ambiente, sostenible y totalmente integrado en la naturaleza.
Un edificio luminoso, verde y autónomo
El edificio es transparente en su mayor parte, con superficies acristaladas interrumpidas a intervalos regulares por grandes marcos de madera curvados y ondulados, cortados para permitir la entrada de luz natural. Todo está diseñado de tal manera que, al mirar de un extremo a otro del edificio, la sucesión de marcos de madera crea la ilusión de una cueva sin fin.
Como ya he dicho, la guardería es ecológica, pero también autosuficiente. Está construida íntegramente con materiales naturales y/o reciclados. En el tejado de la guardería hay un sistema fotovoltaico que genera energía y otro de recogida de agua de lluvia. La energía se utiliza para producir agua caliente para la calefacción. El agua de lluvia se utiliza en los baños y para regar las zonas verdes exteriores. El sistema de calefacción es un sistema de tuberías que atraviesan el suelo. La guardería ha sido insonorizada y aislada térmicamente con las técnicas más modernas.


Llama la atención que todo se realizara en sólo 6 meses, con un coste de 1.650 euros/m2. La guardería tiene capacidad para 120 niños. Todos estos niños tienen menos de 3 años.
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