¡BIFE-SIM 2019 ha terminado! Nos quedan nuevos contactos, conversaciones y reuniones con socios y gratos recuerdos. Uno de estos bonitos recuerdos es el encuentro con Ayako Funatsuuna japonesa perdidamente enamorada de Rumanía. Ayako hace arreglos florales a mano con papel especial traído de Japón o EE UU. Utiliza una técnica única, una combinación de origami y técnicas americanas. Uno de estos arreglos estaba en el Taller ArboritmOtra bonita historia para la que tendréis que tener paciencia. Llegará, pero esta vez se trata de Ayako.
Reunión Rumanía
Conocí a Ayako por casualidad en la feria. Un arreglo floral creado por ella decoraba el stand de Arboritm, donde íbamos a mantener una entrevista. Me impresionó la hermosa relación que había establecido con los jóvenes entusiastas de la madera que asistían a la feria. Mihai Irimescu - IDUTANG (otra historia de la feria) habló muy bien de ella y nos llamó la atención. Ayako lleva mucho tiempo viviendo en Rumanía y le gusta mucho estar aquí. Nos picó la curiosidad y decidimos charlar con ella.
Es muy exuberante, emocionada y feliz cuando habla de Rumanía. Lo sé, felicidad es una palabra muy grande, pero ella la utiliza cuando dice lo que siente por nosotros. Le gusta tanto estar aquí que dice sentir ese amor en la piel.
Ayako nació en Yokohama (Japón) y llegó a Rumanía por primera vez en 1995, en un viaje de mochilera. Tiempo atrás, se había propuesto visitar un país menos familiar para los japoneses. Encontró un artículo en un periódico japonés sobre la revolución en Rumanía y los cambios que siguieron. Para más información, compró una guía de viajes. Allí se enteró de que los lugareños eran hospitalarios y que se podía comer y pernoctar. Decidió venir y recorrió el país durante dos semanas. En Bucovina fue exactamente como decía la guía, comió en la mesa de los lugareños en los pueblos de Bucovina y se alojó en sus casas.
Todo fue tan maravilloso para ella que decidió volver al año siguiente, y al siguiente. En 1999 ya quería vivir en Rumanía. Le dijo a su jefe en Japón que, si conseguía trabajo en Rumanía, se quedaría sólo 3 meses y luego se marcharía. En febrero de 2000 encontró trabajo y, según lo acordado, dejó su empleo en Japón al cabo de 3 meses, instalándose definitivamente en Rumanía. A los 30 años, decidió empezar de nuevo en el país del que se había enamorado.
19 años de Rumanía: ¡la atracción perdura!
Han pasado 19 años desde entonces y Ayako sigue hablando con la misma pasión de Rumanía y de los rumanos. Me habla de lo amables, acogedores y educados que son los rumanos, de sus casas limpias en el campo, de los maravillosos amigos que la han ayudado, de lo mucho que Rumanía le ha dado. Me dice que Rumanía es el país donde siempre está contenta y sonríe.
Hace unos años decidió dedicarse al voluntariado. Dice que ha recibido mucho de este país, mucho cariño de sus amigos y siente que tiene que devolver algo de ese cariño. Así se involucró en actividades de voluntariado en el Conjunto Molino de Papel y en la Aldea de Artesanos de Comana, donde una amiga suya es cofundadora. También organiza talleres de papiroflexia a beneficio de la fundación Hospice Casa Speranței. Y eso a pesar de que casi no tiene tiempo libre.
Le encantan la cultura y la espiritualidad rumanas, y cuando tiene ocasión combina ambas culturas. Así lo hizo este año, el 1 de marzo, cuando creó origami origamiuna combinación de arte del origami y mărțișoare rumano. Eligió la grulla, símbolo de apego y fidelidad, que miniaturizó y a la que añadió la cuerda roja y blanca retorcida, transformándola en un mărțișor.
Origami & Paper Flowers Natsuko - la empresa creada por Ayako el año pasado
Después de 3 trabajos que le ayudaron a aprender rumano y hacer muchos amigos, Ayako decidió el año pasado convertirse en su propia jefa. Creó Origami y flores de papel Natsuko, una marca internacional que ofrece a sus clientes arreglos florales 100% 100% hechos a mano con papel especial procedente de Japón y Estados Unidos. Las flores creadas por Ayako son la imagen de la artesanía japonesa y la atención al detalle. Los arreglos y ramos son sencillos y delicados. Las novias fueron las primeras clientas, porque los ramos creados por Ayako son únicos e inmortales.
Por su pasión, Ayako trabaja desde primera hora de la mañana hasta altas horas de la noche. Es mecenas, empleada, diseñadora, conductora, distribuidora. Le encanta estar en ambientes creativos, relacionarse con otros creadores, formar parte de eventos donde se dan cita la imaginación, la creatividad y el buen gusto. En algún lugar, en lo más profundo de su alma, seguro que encuentra Tradición maderera japonesa. Tal vez sea ésta la sencilla explicación de la presencia de jóvenes creadores de madera en la feria.
Los clientes de fimei son tanto empresas que encargan o alquilan arreglos florales para eventos u oficinas, como particulares que desean arreglos exóticos para los eventos que organizan (fiestas, bautizos, bodas). Los clientes aprecian la singularidad de cada arreglo, la delicadeza, la sensibilidad y el cuidado con que se realizan. Ayako dice que lo que hace es único en el mundo, una combinación de las técnicas que aprendió de niña en Japón y las que aprendió estudiando en EE UU y en su país. Su sueño es que dentro de unos años sus obras se expongan en el Museo Nacional de Arte de Rumanía.
Dicen que la belleza está en el ojo del que mira. Ayako me convenció de ello. Ella consigue ver la belleza del país y descubrir la bondad de las personas allí donde nosotros nos hemos cansado u olvidado de hacerlo. Creo que debemos aprender de ella a redescubrir la belleza de los lugares y las personas.
Gracias, Ayako, por el cariño, ¡pero también por la lección! ¡Arigato!
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