En la primera mitad del siglo XIX, arquitectos y diseñadores empezaron a inspirarse en estilos arquitectónicos más antiguos, muchos de los cuales experimentaron un periodo de renacimiento. A grandes rasgos, pueden agruparse en dos tendencias principales: el neoclásico y el neogótico. El estilo neogótico se inspira en elementos de la arquitectura gótica del siglo XII. Surgió en Inglaterra hacia 1840 como reacción contra el estilo neoclásico adoptado entonces por muchos países europeos y dominó el resto del siglo hasta el final.
Estilo neogótico en arquitectura
En arquitectura, el estilo se impuso inmediatamente, con la construcción de casas de piedra y ladrillo al estilo de los castillos y catedrales del siglo XII. En América, donde la madera era más fácil de conseguir y se podía construir con mayor rapidez y facilidad, aparecieron mansiones y casas de campo de madera de estilo neogótico. El auge de la industria maderera, gracias a la llegada de las máquinas de vapor, facilitó la decoración de estas casas con los elementos característicos del estilo.
Durante este periodo se construyeron muchos edificios neogóticos en Europa y en todo el mundo. Entre los más conocidos están el Palacio de Westminster en Londres, cuya construcción comenzó en 1840, y la Cúpula de Colonia, construida entre 1842 y 1880.
También en nuestro país se construyeron edificios en estilo neogótico. El palacio de Cuza en Ruginoasa, construido originalmente en estilo neoclásico, fue reconstruido entre 1847 y 1855 en estilo neogótico.
Elementos característicos del estilo
Los muebles de estilo neogótico son pesados, intrincados, con arcos apuntados que recuerdan a las ventanas de las catedrales góticas y pesadas tallas. Por su parecido con el mobiliario de las catedrales, te transporta a la religión.
La madera utilizada también es pesada -nogal, roble, palisandro- y los colores son más oscuros. Las patas de las mesas y sillas son rectas, desaparece la redondez. Los arcos de las ventanas y las torres de las catedrales se imitan en el diseño de sillas, camas, armarios y mesas.
Aparecen decoraciones propias del estilo, a saber, hojas, arcos, rosetas, gárgolas, animales reales o imaginarios, figuras deformes. Son específicos los elementos dispuestos como hojas de trébol, con tres hojas, cuatro pétalos o cinco arcos. También es específica la campana con tres o cuatro pétalos y centro hueco. Los diseños que comprenden estos elementos van desde los muy sencillos a los muy complicados y recargados.
La tapicería también es pesada. Se utiliza mucho terciopelo, brocado y cuero.
El estilo neogótico no era muy popular por su rigidez, preciosismo y falta de comodidad. Las sillas parecían más bien tronos y las mesas eran grandes y pesadas, con tamaños difíciles de ignorar. En el contexto moderno, el estilo es importante por la fuerza que desprende, su diseño y la pureza de sus formas geométricas.
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