Hace poco tuve una discusión sobre la importancia del diluyente en el acabado. La persona quería comprar laca e imprimación, con los catalizadores necesarios, pero sin diluyente. Le expliqué que el diluyente es tan importante como los productos de base. Si se elige mal el diluyente, pueden perderse las propiedades por las que había decidido comprar un producto de calidad. Poco después del incidente, un amigo me contó que había tenido exactamente la misma experiencia, seguida de algunas quejas sobre la calidad de los productos. El incidente me convenció de que era necesario un artículo que explicara la importancia del diluyente en el proceso de acabado.
Los barnices y pinturas son mezclas de resinas, disolventes y materiales auxiliares. Tras su aplicación, el disolvente se evapora, provocando el secado de la película. Aunque el secado se produce como resultado de una reacción química entre dos componentes, la velocidad de la reacción y el tiempo durante el cual la mezcla permanece líquida (pot-life) pueden controlarse mediante el diluyente. En el caso de los productos al agua, el disolvente es el agua. Al tratarse de un solo componente no se puede hacer mucho para influir en la calidad del acabado, sólo controlar la evaporación del agua. En este caso todo depende de los auxiliares añadidos, la temperatura y la circulación del aire.
A diferencia de los productos al agua, los productos al disolvente tienen diluyentes hechos de mezclas de disolventes. Las proporciones de los diluyentes, sus cualidades, influyen tanto en el tiempo de secado como en la calidad de la película, y las proporciones pueden variar en función del resultado deseado. Si le pide a un proveedor de barnices un diluyente, recibirá en cambio una pregunta: ¿cuál?/¿para qué? ¿Por qué necesita tanta información cuando, si realmente queremos, con un diluyente podemos aplicar la mayoría de los productos? ¿Por qué tener varios diluyentes?
Porque la aplicación se puede hacer, pero eso no significa que porque haya salido de la pistola y se haya colocado sobre el objeto, el producto vaya a quedar bien al final. Nadie quiere complicarse la vida manteniendo varios productos del mismo tipo en stock, porque eso significa existencias y dinero inmovilizados. Es más de uno, porque cada uno tiene su función y sólo utilizándolos correctamente se consiguen acabados de calidad.
El ejemplo más sencillo es la existencia de diluyentes de verano y de invierno. En invierno, cuando hace frío, se necesita un diluyente más rápido para no prolongar el tiempo de secado. El mismo diluyente rápido dará lugar en verano, cuando hace mucho calor, a una película gaseosa llena de burbujas atrapadas en la película. En este caso se necesita un diluyente más volátil y hay 2 posibilidades. Comprar un diluyente de verano desde el principio, o tomar un diluyente muy volátil (retardador) y añadir 10-20% al diluyente de invierno para hacerlo más lento.
Esta forma de influir en la apariencia es la más popular. Pero hay que tener en cuenta que el diluyente afecta al brillo, el tinte, el aspecto, el secado de la película y puede provocar defectos de acabado difíciles de eliminar.
La influencia sobre el brillo se aprecia mejor con barnices de alto brillo. Si se utiliza un diluyente rápidamente volátil, la película no tiene tiempo de extenderse y el reflejo de la luz no será perfecto. Un diluyente también puede reducir el brillo en 20-25%.
La elección incorrecta del diluyente también puede dar lugar a una película áspera y difusa, así como a una película blanda con aspecto de estar sin secar o con poca resistencia al rayado. A menudo se tiende a aplicar una capa más gruesa, sin diluir o insuficientemente diluida. El barniz no se extiende bien, dejando una película gruesa de la que el diluyente que ha estado ahí desde que se formuló el barniz en la fábrica no tiene tiempo de salir y queda atrapado en la película. El resultado es una película blanda, que se raya con facilidad y puede quedar marcada por las huellas de los envases.
Gran parte de los defectos de acabado se deben principalmente a la elección incorrecta del diluyente, o también a eso. Aspecto piel de naranjala película gaseada, la escoria, manchas y migración del color, falta de adherencia al sustrato, grietas en el lagocráter, variación de brillo son los problemas que se plantean si no se elige el diluyente adecuado.
Por estas razones sostengo que es mejor comprar el disolvente donde se compran los barnices. Sé que un precio más bajo es más tentador. Sin embargo, considere que el precio del diluyente no es tan alto, y 20-40% en el barniz no supone un gran aumento del coste/m². La diferencia de coste es, sin duda, mucho menor que el coste de arreglar cualquier defecto que pueda producirse. Pida consejo a su proveedor de repintado y elija el disolvente recomendado. Al final, descubrirá que es la opción más barata.
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