El calor de estos días me hace pensar en temas "frescos", para soportar los 41 grados que se anuncian. El escenario más apropiado para un día así me pareció una casita flotante perteneciente a una pareja de escritores estadounidenses, que decidieron vivir en el agua al jubilarse. Cómo descubrieron este placer y cómo se desarrolla su vida es algo que merece la pena contar.
Margy y Wayne Lutz, estadounidenses del sur de California, estaban una vez de vacaciones en la Columbia Británica (Canadá). Mientras paseaban por el lago Powell descubrieron algo único e interesante: cabañas de madera flotantes. Fue amor a primera vista, y como llevaban tiempo pensando en dónde podrían jubilarse, decidieron que ése era el lugar ideal.
Las cabañas flotantes no son nada nuevo en la costa oeste de Canadá. En el apogeo de la explotación maderera y la pesca, se utilizaban como campamentos para trabajadores, fáciles de trasladar de un lugar a otro. Las cabañas del lago Pawel las utilizaban los trabajadores de las papeleras locales para pescar y cazar. Ahora se utilizan como residencias de vacaciones o, como en el caso del matrimonio Lutz, como lugar para vivir tranquilamente en plena naturaleza.
Compraron la cabaña flotante a un productor local que también les ayudó mucho a adaptarse a su nuevo modo de vida. Al principio sólo la utilizaban para las vacaciones, pero poco a poco se fueron enamorando cada vez más del lugar y, sobre todo, de la idea de tener la naturaleza a la puerta de casa, hasta el punto de que se mudaron por completo, pasando la mayor parte del año en la casa del lago.
Antes de construir la cabaña, se construyó una plataforma flotante de 14/14 metros con grandes troncos de cedro unidos por fuertes cables. La plataforma estaba unida a la orilla por un puente.
A pesar de que se puede considerar pequeña, 6,5/7 metros, la casa tiene absolutamente todo lo necesario para una vida normal. En la planta baja hay 2 dormitorios, un baño y un espacio central entre ellos utilizado como cocina y sala de estar y en el ático se encuentra el dormitorio principal.
La casa funciona con energía solar, eólica y termoeléctrica, a la que se añade combustible líquido para la estufa de calefacción central en los fríos meses de invierno. Se utiliza agua del lago, que se filtra, y todos los residuos, incluidos los del baño, se compostan.
Además de las plataformas flotantes para la casa y la cubierta, se construyó una para el huerto de Margy. Aquí se cultiva gran parte de la comida que utilizan los dos. El huerto se asienta sobre las poleas para poder alejarlo de la orilla y que no sea una tentación para los animales locales.
Y para Wayne hay un lugar donde retirarse. Anclada junto a la plataforma está la Gemini, una vieja lancha motora que ha sido reformada para servirle de oficina cuando necesita aún más tranquilidad para escribir.
Margy y Wayne no son los únicos con una cabaña flotante. Hay muchas otras, pero la zona está intacta, conservando su carácter salvaje y su pureza. Si quieres ver lo bien que se puede vivir en el mismo espacio que un oso, mira la película a continuación.
(fuente: tinyhouseblog.com)
Añadir un comentario