Finales de noviembre en Comănești. Cielo gris, lluvia fina y persistente, esa humedad de finales de otoño que se siente en los huesos. Habíamos fijado la reunión el día anterior: Ciprian Iacob había venido expresamente a la oficina para vernos, aunque esa misma noche tenía que partir hacia China, a KDT. Llegamos en medio de una reunión de producción en Sanitop: él estaba dentro, resolviendo detalles técnicos con el equipo.
Esperamos unos minutos. Mientras esperamos, observo que un edificio que antes parecía estar en desuso ahora está lleno de actividad: trabajadores, materiales de construcción ordenados metódicamente, una actividad que sugiere que aquí se está preparando algo.

La modestia que esconde las ambiciones
Cuando nos reunimos, Ciprian se muestra tal y como es: pragmático, directo, casi desenfadado. Estamos en su oficina, cuyas ventanas dan a la sección de producción donde se fabrican muebles de baño. Sanitop, la empresa que dirige, lleva muchos años produciendo muebles de baño para tiendas de bricolaje. Sobre la mesa que nos separa, el móvil de Ciprian vibra de vez en cuando. En WeChat, el grupo de distribuidores KDT de todo el mundo está activo.
“Ahora todo el mundo quiere trabajar con China”, comienza Ciprian. “Hay un gran interés, algo fantástico en todos los ámbitos. La gente me llama y me pregunta cómo hacerlo, cuándo ir a la feria”.”
Me muestra la pantalla: se desplaza por mensajes de distribuidores de todo el mundo, fotos de fábricas en expansión, actualizaciones sobre pedidos y entregas. “Intercambiamos experiencias, hablamos sobre equipos”, explica.
Está conectado constantemente a una red global de distribuidores KDT, recibe información en tiempo real sobre lo que ocurre en el sector, sobre pedidos, sobre novedades. Es el tipo de acceso a la información que le permite estar siempre un paso por delante.
“Acompañamos a los clientes a China y organizamos visitas a fábricas”, continúa. “La gente descubre China por primera vez y disfruta. Ir allí es como ir a una escuela de negocios”.”
Lecciones de pragmatismo de China
Pero las lecciones que aprendió de los chinos no tienen que ver con la automatización máxima ni con los grandes volúmenes. Son más sutiles.
“No recomiendan fábricas totalmente automatizadas, sobre todo para los mercados extranjeros”, explica Ciprian. “Nosotros implementamos células automatizadas, no fábricas totalmente automatizadas. Hemos visto fábricas en China que tenían un flujo totalmente automatizado, pero también una fábrica de respaldo al lado. Trabajaban de forma automatizada, pero tenían dónde intervenir manualmente si era necesario”.”
Es una lección de negocios pragmática: tecnología avanzada, sí, pero con redundancia incorporada. Automatización inteligente, no te dejes llevar por las modas.
“Tenemos ejemplos concretos”, continúa. “Allí (en China) visitamos una fábrica automatizada que tenía un flujo compuesto por corte, taladrado, perforación y clasificación. Ocupaban 60% de la nave con el flujo automatizado. ¿Y los 40% restantes? Era su fábrica de respaldo, la zona donde podían trabajar manualmente”.”
El servicio que marca la diferencia
“Descubrimos, con cierta sorpresa, a partir de los comentarios de los clientes, que contamos con personal con una preparación superior a la media en materia de servicio”, admite Ciprian. No suena a fanfarronería, sino más bien a una constatación objetiva que le sorprendió incluso a él mismo.
“Muchos distribuidores se centran únicamente en las ventas. Nosotros hemos invertido en personas que saben programar PLC y parametrizar controladores. Contamos con un equipo de servicio técnico en línea, y nuestros ingenieros están realizando actualmente un curso de formación de tres semanas en China”.”
Es el tipo de inversión a largo plazo que no se refleja inmediatamente en las cifras de ventas, pero que construye reputación. Y la reputación, en esta industria, significa recomendaciones.
Bucarest, Brăila y el plan de expansión
“El mercado nos quiere en Bucarest”, dice Ciprian. “Es un mercado grande, hay pequeños productores que lo necesitan. Mis colegas me lo pidieron, me explicaron que teníamos que estar allí”.”
La sala de exposición de Bucarest se inaugurará en febrero-marzo de 2026. Un equipo de profesionales atenderá a los clientes allí. Pero cuando Ciprian habla de ello, entiendo que no se trata solo de un punto de presentación. Se trata de estar donde se toman las decisiones, donde el dinero circula más rápido, donde el fabricante KDT también quiere estar.
“Si se confirma este proyecto con Bucarest”, dice, eligiendo cuidadosamente sus palabras, “queremos seguir adelante. En Transilvania. Quizás en Timișoara. Cluj es demasiado caro, pero se puede hacer algo a unos 100 kilómetros de Cluj y la gente vendrá”.”
En realidad, Ciprian no se refiere a una sala de exposición. Se refiere a una red nacional: Moldavia aquí en Comănești, Muntenia en Bucarest, Transilvania en algún lugar de la zona de Cluj-Timișoara.
“Queremos ampliar el espacio de la sala de exposiciones de Comănești y trasladar la zona de almacenamiento a Brăila”, explica con pragmatismo.
Brăila es una elección estratégica: zona franca, recepción directa desde China. Los equipos llegan allí desde China, se almacenan y se envían directamente al cliente para su venta. Es una medida que supone un aumento de las existencias disponibles en Rumanía y, al mismo tiempo, una optimización fiscal. Ciprian no da más detalles al respecto, pero está claro que cada medida está pensada.

El edificio que dice más que las palabras
Al final de la conversación, Ciprian nos muestra el edificio en proceso de renovación. “Mira lo que estamos haciendo, lo que estamos acondicionando”, dice con naturalidad. “Esperemos que salga bien”.”
Pero cuando empieza a describir lo que habrá allí, comprendo que es mucho más que una simple renovación.
Nos muestra, todavía solo en nuestra imaginación, porque las obras están en pleno apogeo, dónde estarán las oficinas: mobiliario sencillo, compacto, estético y funcional, ya encargado desde China. La sala de reuniones y pequeños eventos: una mesa maciza, ya adquirida, un espacio pensado para formaciones y demostraciones. Una pequeña terraza en preparación para “charlas con un cigarrillo”, como dice él sonriendo. La sala de servidores. Almacenes organizados. Detalles decorativos: espejos en las paredes, herramientas expuestas en el pasillo.
El edificio tiene dos plantas. Tiene la altura de un edificio de oficinas normal, con plantas que no son ni altas ni bajas. Las máquinas industriales y los equipos KDT tienen una sala de exposición independiente.
Habla de todo esto con modestia, como si se tratara de ajustes menores. Pero los detalles que describe —el mobiliario ya encargado, la mesa maciza para las formaciones, la organización del espacio para un flujo óptimo— hablan de alguien que no improvisa. Alguien que ha pensado en cada detalle. Por lo que lo conozco, se trata de algo más que de los equipos KDT.
“Vamos a renovar este edificio”, dice simplemente. “Será una amplia sala de exposición, una sala de formación, un lugar donde los clientes puedan venir a ver los equipos y comprender cómo funcionan”.”
Las ambiciones que se ven en los detalles
Cuando conoces a Ciprian Iacob, aprendes a leer entre líneas. No habla de “visión” ni de “transformación”. No hace declaraciones grandilocuentes. Pero los edificios que renueva, el mobiliario que encarga de China, los planes para Bucarest y Transilvania, las inversiones en el equipo y el servicio... todo ello cuenta la historia de las ambiciones de un hombre que en los últimos años ha construido una historia de éxito con WoodMatic - KDT România.
“Si el mercado nos ayuda, estaremos bien”, dice Ciprian. “Queremos crecer. Esperamos que el mercado nos ayude”.”
Cuando salgo de Comănești en esa sombría tarde de noviembre, estoy convencido de una cosa: con la ayuda del mercado o sin ella, KDT România se prepara para expandirse.
2026 se perfila como el año en que KDT Rumanía dará el salto de una presencia sólida a la de actor nacional con una red de salas de exposición y servicios a nivel nacional. Quizás también con una gama más amplia de maquinaria, no solo KDT. Y herramientas manuales, por qué no. La infraestructura que está preparando también puede soportar eso.
Y cuando ves los detalles que Ciprian pone en el edificio en construcción de Comănești, entiendes que no se trata de esperanza. Se trata de planificación.




Añadir un comentario