Cuentos, leyendas, mitos - El Caballo de Troya

Utilizamos la expresión "caballo de Troya" cuando un problema se ha resuelto con un truco, o cuando queremos sugerir que un falso regalo puede arruinar una relación o una situación desde dentro. Probablemente muchos de ustedes también conozcan la historia que dio origen a la expresión. Sin embargo, creo que es una bonita historia que merece ser contada de nuevo, sobre todo porque también es conocida como la historia el caballo de madera (traducción del griego de Homero). Además, creo que sería bueno ver si es sólo leyenda o tiene algo de verdad.

La historia es muy antigua, de unos 2.500 años. La conocemos por el poema épico de Homero La Ilíada. La leyenda comienza con una competición entre tres diosas, Afrodita, Hera y Atenea. Cada una quería ganar la manzana de oro con las palabras "para la más bella" escritas en ella. Cuando el joven príncipe troyano Paris, juez del concurso, ofrece la manzana a Afrodita, ésta le da la oportunidad de casarse con Helena, la mujer más bella del mundo, que era la esposa del rey griego Menelao. Paris rapta a Helena y se va con ella a Troya, y Menelao envía un ejército para traerla de vuelta. Así comenzó la guerra entre griegos y troyanos, que duró 10 años.

Al cabo de 10 años, el ejército dirigido por el general griego Ulises estaba cansado y los soldados querían volver a casa. Troya había demostrado ser una fortaleza fortificada con fuertes murallas que la rodeaban, muy difícil de conquistar. Así que Ulises rogó a la diosa Atenea que le ayudara a conquistar Troya. Atenea le dio la idea de construir un gigantesco caballo de madera en cuyo interior podría esconder a un grupo de soldados de élite y al resto del ejército para simular una retirada hacia el mar. Creyendo que había sido abandonada, el caballo sería llevado al interior de la ciudad, donde los soldados ocultos en su interior atacarían.

Ulises ordenó a sus hombres construir el caballo gigante, que, según la leyenda, se hizo en 3 días.

Cuando estuvo lista, 40 soldados de élite, liderados por Ulises, entraron por una trampilla secreta en su interior, escondiéndose. El resto del ejército, a excepción de un soldado, simuló retirarse al mar. El soldado restante convenció a los ciudadanos de Troya de que lo habían dejado, junto con su caballo, como ofrenda a la diosa Atenea, para que no se enfadara con ellos por cobardes y volcara las naves.

A pesar de que algunas voces en la ciudad decían que se trataba de un engaño, entre ellas la del sacerdote Laocoonte, por quien ha perdurado la expresión "Timeo danaos et dona Ferentes" (temo a los griegos, incluso cuando hacen regalos), los troyanos deciden introducir el caballo en la ciudad. Por la noche, cuando todos dormían tras la gran fiesta celebrada con motivo de haber ganado la guerra, los griegos bajaron del caballo, abrieron las puertas de la fortaleza a los soldados que, al amparo de la noche, habían regresado, masacraron o hicieron prisioneros a todos los habitantes e incendiaron la fortaleza.

Esta es la leyenda. Pero, ¿hay algo de verdad en ella? ¿Existieron Paris, Ulises, Helena? Durante mucho tiempo se pensó que todo no era más que una historia escrita para entretener a la gente. Pero en 1884, el alemán Heinrich Schliemann, arqueólogo aficionado, demostró que cerca de la antigua cima de Hisarlik, en Turquía, había una gran ciudad con su propia acrópolis, templos y edificios, que era en realidad la ciudad de Troya.

En 1871, Schliemann comenzó las excavaciones en la colina de Hisarlik, cerca de la actual ciudad de Canakkale, y descubrió incluso más de lo que esperaba. En el yacimiento se encontraron pruebas de que Troya ya existía 2500 años antes de que Homero la mencionara y perduró hasta el siglo VI de nuestra era. El descubrimiento cambió por completo la percepción de los poemas homéricos. No sólo se descubrió Troya, sino que era una gran ciudad con casi 10.000 habitantes, fortificaciones, murallas defensivas, torres y una ciudad desarrollada con casas y palacios. Troya era un gran puerto en el mar Egeo y un gran centro comercial de la época. Y quizá en algún momento Ulises, Helena o Paris vivieron en la ciudad.