La choza del centro de Ámsterdam transformada en hogar

Siempre he admirado Holanda y a sus gentes por su actitud ante la naturaleza, ante la vida. Un país cuyo territorio está en su mayor parte por debajo del nivel del mar (bajo 0) tiene bosques, parques, hermosas casas cubiertas de juncos, granjas verdes donde las vacas pastan tranquilamente. Es como una gran Venecia, con todo el país surcado por canales, y la capital, Ámsterdam, no es una excepción. Los canales son navegables, y las ciudades pueden visitarse en barco. Un espectáculo común en los canales son los barcos convertidos en casas donde la gente vive como en cualquier otra casa. Tal es el caso de la barcaza objeto del siguiente artículo.

Barja jubilado 100 años después de su lanzamiento se convierte en una vivienda completa

Charlotte Johanna, pues éste es el nombre de la barcaza, comenzó su andadura por las aguas en 1908, realizando envíos de materiales por las vías fluviales de los Países Bajos y otros países del interior. Más de 100 años después de su botadura, fue convertida en vivienda flotante y amarrada en el canal Prinsengracht, en el centro de Ámsterdam.

El acceso a la barcaza se realiza a través de una pasarela que conecta con la orilla del canal. La entrada se realiza a través de la sala donde se encontraba el puente de mando del barco, ahora convertida en sala de recepción. Desde aquí, una empinada escalera desciende a la zona donde se almacenaban las mercancías. Las puertas por las que se cargaban los materiales se han sustituido por claraboyas, por lo que el espacio ha quedado muy luminoso, aunque el techo es bastante bajo. Aquí, tras pasar la zona del baño, descubrimos la sala de estar. En la zona de la cocina, donde se ha instalado una isla para comer.

A medida que avanzamos llegamos a una zona de estar con un sofá, sillones, TV y una estufa a modo de chimenea y, a continuación, a la zona de trabajo, donde se encuentra un precioso escritorio antiguo de madera. Tras el estudio hay dos espacios cerrados, el cuarto de ducha y el dormitorio principal. Hay otro dormitorio en la barcaza, en el antiguo camarote del capitán, al que se accede directamente desde el salón de recepción.

El salón está bellamente amueblado y decorado, con suelos de madera clara para acentuar la luz, objetos decorativos antiguos, cuadros, vidrieras. La madera que marca el encuentro de las paredes y el techo y perfila las ventanas, claraboyas y puertas es de un cálido tono cerezo.

Arriba, frente al timón, se han dispuesto una terraza y un minijardín. En la parte inferior hay una rejilla metálica que permite la entrada de luz a través de las claraboyas. En esta terraza se puede cenar o sentarse a admirar la bulliciosa vida de la capital holandesa.

Puede pasar unas vacaciones de ensueño cerca de los lugares de interés de Ámsterdam

Vivir en una barcaza de este tipo no parece barato. El coste de amarre, mantenimiento y reparaciones generales anuales oscila entre 350 y 550 euros al mes. Y eso sin contar los gastos de electricidad u otros servicios.

Charlotte Johanna - alojamiento en barcaza - se puede alquilar para vacaciones. Si decide pasar unas breves vacaciones en la barcaza, debe saber que su céntrica ubicación le mantendrá cerca de los famosos lugares de ocio de Ámsterdam.