Sin embargo, las historias de temática navideña son escasas, ya que acabo de ver, creo que por décima vez, Solo en casa. Por eso he pensado que sería bueno contaros la historia del árbol de Navidad. Sobre todo porque queda muy poco tiempo hasta entonces.
Empecemos por las leyendas. Una de ellas cuenta que un pequeño pájaro no podía volar a los países cálidos porque tenía un ala rota e intentó esconderse del mal tiempo en el bosque. Lo intentó primero en un roble y luego en un olmo, pero ninguno de los dos quiso acogerla por miedo a comerse sus frutos. Desesperada, se sentó en la nieve a esperar su final. Entonces un abeto la vio y la llamó, escondiéndola y salvándola. La noche de Navidad sopló un gran viento, y fue tan grande que todos los árboles perdieron sus hojas. Todos menos el abeto, al que Dios recompensó por su bondad dejándole las hojas siempre verdes.
Otra leyenda cuenta que, antaño, tres virtudes hermanas -la Esperanza, el Amor y la Fe- emprendieron un viaje en busca del árbol que mejor pudiera representarlas. Es decir, alto como la Esperanza, alto como el Amor y fuerte como la Fe. Y mientras buscaban por el bosque, se encontraron con el abeto y se dieron cuenta de que era el árbol que buscaban. Entonces lo iluminaron con los rayos de las estrellas, adornándolo. Y así el árbol se convirtió en el árbol que simboliza la esperanza eterna, el amor y la fe.
Los orígenes del árbol de Navidad se remontan a la prehistoria, cuando nuestros antepasados paganos celebraban el solsticio de invierno con ramas de hoja perenne o decoradas en torno al 21 de diciembre. Estas costumbres no eran exclusivas de Europa. Se han encontrado pruebas de tales celebraciones en Egipto y China, por ejemplo. Los druidas de Inglaterra y Francia veneraban el roble y decoraban ramas de roble en honor del dios de la cosecha.
Mientras los paganos veneraban el roble, los cristianos eligieron el abeto por su forma triangular, que recuerda a la Santísima Trinidad. Parece ser que el primero en utilizar la forma triangular del árbol asociada al cristianismo fue San Bonifacio en el siglo VIII en su viaje por Alemania. Incluso hoy en día se siguen utilizando hojas de roble en las fiestas paganas.
El primer árbol de Navidad público documentado fue el de Riga (Letonia), en 1510. Estaba decorado con flores de papel y frutas, una combinación de tradición pagana y cristiana. Por la misma época, en Alemania, Martín Lutero dijo a la gente que pusiera velas en el árbol de Navidad para simbolizar las estrellas brillando toda la noche, una costumbre que se extendió rápidamente por todo el país.
Más tarde, en el siglo XVIII, los inmigrantes alemanes llevaron la costumbre a América, y a finales de siglo había llegado a Canadá. También en el siglo XVIII, el árbol de Navidad llegó a Rusia de la mano de Pedro el Grande. La costumbre perduró aquí durante más de 200 años, hasta que fue prohibida tras la revolución bolchevique de 1917.
Aunque Dinamarca es hoy el mayor productor de árboles de Navidad, el primer árbol se erigió oficialmente en la plaza del Ayuntamiento de Copenhague en 1914. Sin embargo, no fue el primer árbol de Dinamarca. El primer registro documentado de un árbol de Navidad aquí se remonta a 1808. En Inglaterra, el árbol de Navidad apareció por primera vez en 1841, cuando el príncipe Alberto, marido de la reina Victoria, nacido en Alemania, regaló a su esposa un árbol que se colocó en el castillo de Windsor y se decoró. La costumbre se extendió pronto por toda Inglaterra y las colonias.
En Rumanía, el árbol de Navidad siempre se ha considerado un símbolo, incluso antes de ser cristiano. Se regalaba al nacer, se decoraba en bodas y funerales. Incluso ahora, en el campo, sigue siendo costumbre decorar el árbol en las bodas con fruta y papel de colores.
La decoración del árbol de Navidad apareció en nuestro país en la segunda mitad del siglo XIX. La costumbre procedía de la tradición alemana, pero hay dos posibles versiones sobre el primer árbol de Navidad. Una dice que todo empezó con la niñera alemana de un rico terrateniente, que decoraba un árbol para los hijos de éste. La segunda, más oficial y con más documentos, dice que la costumbre la trajo al país el príncipe Carol de Hohenzollern, futuro rey Carol I de Rumanía. La costumbre de la familia real de celebrar la Navidad en torno al árbol se extendió rápidamente entre los boyardos, instaurando la costumbre en nuestro país.
Como sabéis, el árbol está decorado principalmente con chucherías y luces. Los primeros globos de cristal se hicieron..., pero esa es otra historia, que dejaré para el próximo domingo 🙂 .
Otros historias, leyendas, mitos.
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